viernes, 12 de septiembre de 2008

Entrevista en TAPADOS

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Muchas gracias al equipo de la revista TAPA2 por esta entrevista, el trabajo dedicado y esa fotografías tan artísticas y que tanto tiempo les llevó realizar. Y sobre todo, gracias por aquella velada en la "Casa del Canónigo", lugar privilegiado, hotel con encanto desde el que se divisaba todo Teruel apoyado en los restos de la antigua muralla

sábado, 6 de septiembre de 2008

La leyenda del corazón cocinado

Existen otros amantes, aparte de Diego de Marcilla e Isabel de Segura.
Hoy nos ocuparemos de Guillermo de Cabestán y donna Soremonda de Tarascón, es decir: "de la leyenda del corazón devorado".
Precisamente fue Bocaccio en su "Decamerón" quien se ocupó de recopilar esta leyenda en uno de sus cuentos, que no es otro, que el que precede al de "Girómalo e Salvestra" que para muchos no deja de ser la historia de los Amantes de Teruel, pero en versión italiana.



Pero centrémonos ahora en la leyenda del corazón cocinado, la misma que narra como un marido celoso hila una venganza contra su esposa, supuéstamente adúltera, para terminar dándole a comer el corazón guisado de quién cree su amante.
Guillem de Cabestan era un caballero de la región del Rosellón, que ejercía de trovador ocasional para Soremonda. De alguna manera al marido, castellano de una fortaleza, llegó la sospecha de esta ilícita relación. Tanteó a su esposa lanzándole sutiles indirectas y estudiando detenidamente sus reacciones. Hasta que Raimón de Castell, que así ha pasado a la historia, acabó convencido de que efectivamente su mujer amaba a Guillem de Cabestan.
Fue entonces cuando dio orden a unos de sus mesnaderos de que lo asesinaran. Él mismo decapitó su cabeza y extrajo el corazón de su cuerpo, después regresó al castillo y dio el corazón al cocinero para que lo aderezase de la mejor manera que supiera. Llegada la hora de cenar, Ramón de Castell sirvió el plato a su mujer, que lo comió con delectación. Cuando terminó, Ramón de Castell le preguntó: “¿Sabes qué es lo que has comido?”. A lo que ella, extrañada por la pregunta, respondió: “No, sino que era el plato más exquisito que he probado nunca”.



Él le descubrió entonces que aquello que acababa de comer era el corazón de Guillem de Cabestan, y, para demostrarlo, mandó traer la cabeza cortada. Al verla, Saurimonda casi perdió el sentido, pero, reuniendo todas sus fuerzas, dijo a su marido: “Señor, me habéis dado tan buena carne que nunca jamás comeré de otra”. Cuando Ramón de Castell escuchó esto enfureció y se dirigió con la espada en la mano hacia su esposa, quien corrió hacia una ventana y se arrojó al vacio.
Este mito se fijó en la literatura cortés de la Edad Media tras una selección y asimilación de remotas historias clásicas, convirtiéndose en un motivo favorito de los escritores medievales. Leyenda que acabó integrándose EL LIBRO DEL CASTELLANO DE COUCY , lo que ha permitido que llegura a nuestros dias.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Diego de Marcilla : ¿Fue real su historia de amor con Isabel de Segura?




Diego de Marcilla, sus huellas históricas junto a las de Isabel de Segura:


Sin embargo, todavía hay ciertos matices de interés en la historia de los dos amantes turolenses. En primer lugar, por supuesto, la creencia, si quiera la leve esperanza, de que es posible alcanzar un amor como el que ambos disfrutaron, lo que todavía mueve a muchas personas día a día a una frenética búsqueda de éste. Y, en segundo lugar, todavía quedan unas muescas históricas de realidad que añadir a la leyenda. En 1956, para conmemorar el cuarto centenario del hallazgo de las supuestas momias de los amantes de Teruel, el artista Juan Ávalos (autor de las esculturas del Valle de los Caídos) realizó unos sarcófagos en la Iglesia turolense de San Pedro, a modo de amoroso panteón donde los restos de Isabel y de Diego pudieran descansar eternamente juntos con la felicidad que se les negó en vida. Mucho más reciente es el hallazgo, por parte del investigador Fernando López Rajadel, de un protocolo notarial del siglo XVII en que se especifica que la pareja vivió en el siglo XV, y no el siglo XIII, como hasta ahora se creía. Otro investigador, José Luis Sotoca, ha demostrado que la leyenda de los amantes ya era muy conocida a mediados del siglo XV, lo que validaría la hipótesis de que la historia, con las debidas amplificaciones, tuviera una sólida base real donde sustentarse. Por todo ello, hay que volver a revisar el calificativo de “tontos” dado a los amantes de Teruel. Primero, porque quizá fue verdad que, por el inmenso amor que se profesaban, intentaron saltarse las entonces férreas normas para el matrimonio, puesto que los enlaces eran pactados por las familias sin posibilidad alguna para los contrayentes de modificar los deseos de sus padres. Y, en segundo lugar, porque aun con todo lo material y absurdamente basado en lo crematístico de nuestro mundo cotidiano, todavía periódicos e informativos de radio y televisión nos sorprenden de vez en cuando con historias similares a la de Isabel de Segura y Diego de Marcilla, generalmente protagonizadas por adolescentes y jóvenes que se escapan de casa, amenazan con suicidarse, o cometen alguna que otra barrabasada menor, por culpa de una fogosa, primeriza y ofuscada relación de pareja mal entendida por las familias. Quién sabe si alguna de estas historias, debidamente amplificada y con algún primoroso acicalaje literario, podría convertir a sus protagonistas en los amantes modélicos de los siglos venideros.


Continuación del debate iniciado por Rocafort en: